Desde hace un par de años
me declaro fan incondicional del aceite de almendras. Aplicado
después de la ducha o baño, sobre la piel húmeda, hidrata en
profundidad sin dejar sensación de grasa. Es especialmente bueno en
zonas conflictivas, como los codos, las rodillas y los talones, donde
la piel es más gruesa y se reseca más. Me resulta más cómodo que
el body milk y se absorbe rápidamente, por lo que no pringa mucho.
No soy seguidora de
ninguna marca en especial, ya que se puede encontrar de cualquier
precio en grandes almacenes, perfumerías, droguerías o farmacias.
Normalmente no tiene olor y si se lo han añadido, suele ser muy
sutil. Es el caso del último que he descubierto, el de Loles Fuster.
Sirve para tu piel y para la de tus hijos pequeños, ya que la deja
suave y perfumada.
Pero además, aparte de
hidratar tu piel, el aceite de almendras puede nutrir tu pelo. Yo
siempre tengo las puntas muy secas. Con el uso del secador y las
planchas, este problema se acentúa. Por eso, una vez a la semana o
así, extiendo aceite de almendras sobre el pelo seco y lo dejo un
par de horas mientras hago otras cosas. Después me lavo la cabeza
normalmente y mi cabello está visiblemente más nutrido.
Por si fuera poco, el
aceite de almendras sirve para prevenir las estrías y para curar
algunas afecciones de la piel, como la dermatitis o irritaciones
leves. Dale una oportunidad al aceite de almendras y no te
arrepentirás.
Imagen: Bodybell